jueves, 29 de octubre de 2009

El Aborto


Hay palabras que de sólo oírlas dan miedo, una de ellas es: “aborto”. Se ha dicho tanto y hay tantas opiniones encontradas sobre el aborto provocado, que de seguro ya mejor ni piensas y prefieres dejar el tema de lado.

Pero tanto el no pensar, como dejar el tema de lado, son posturas muy cómodas ¿no crees? Conviene que estés enterado; que tengas opiniones propias, porque de lo que sí puedes estar seguro es que en cada aborto muere un poco una madre y deja de nacer un hijo...



SI EL QUE ROBA ES UN RATERO, EL QUE ABORTA ES ASESINO

Quien se aventura a tener una relación sexual sin saber que es muy probable que en ella se dé vida a un nuevo ser, ¡es un irresponsable! Por muy duro que se escuche y rollos que te digan, la vida de un individuo comienza en el momento de la fecundación.

En ese momento empiezas a ser hombre (como especie). Por lo tanto, en cada aborto es eliminado un ser humano. Es decir, se comete un homicidio.
Sí, así como lo oyes, ¡¡¡un homicidio!!!



¿QUIÉNES ESTÁN A FAVOR DE LA MUERTE? ... PERDÓN, DEL ABORTO

Sin embargo, muchos abortistas no aceptan esta conclusión. Quizá para ello, necesitan afirmar que existen “seres humanos menos hombres”.

Me explico:
el embrión hasta el día 14, o hasta el primer mes, o hasta las primeras 12 semanas, no es plenamente hombre. De este modo, este grupo establece discriminaciones según las cuales unos embriones (los que cumplen ciertas características) pueden ser protegidos, mientras que otros no.


Hay otros defensores del aborto que reconocen que el embrión o el feto, son seres humanos. Pero añaden en seguida que estos individuos se encuentran en desarrollo hasta antes de nacer; y así, son menos importantes que un ser humano ya nacido. Pero si este es el argumento, debes recordar que estás en estado de desarrollo hasta los 17-20 años.

Algunos otros abortistas llegan a decirte, que existen casos en los que el embrión o feto atenta contra los derechos, la libertad o la salud de la madre. En esos casos, afirman que debería ser lícito el aborto.

No obstante, lo mínimo que se exige a cualquier persona, es que intente proteger el bien de quien pide sólo un poco de paciencia y un mucho de ayuda para poder continuar una vida que ya existe y que no podemos eliminar sin cometer una grave injusticia.

Desde luego, no todos defienden el aborto de la misma manera. Unos quieren permitirlo sólo en algunos casos especiales como: violación o peligro de la vida de la madre.

Otros (seguramente pocos), defienden el aborto totalmente libre y gratuito para cualquier mujer y en cualquier momento, sin que nadie pueda oponerse al derecho absoluto de la mujer sobre su cuerpo y lo que pueda originarse dentro de ella.

A FAVOR DE LA VIDA

En el grupo de los que van contra todo tipo de aborto provocado, hay una gran unidad en el rechazo del aborto, pero no la hay a la hora de ofrecer los motivos de su postura. Unos dicen que van contra el aborto porque la vida es sagrada desde su concepción.

Otros, afirman que no sabemos si la vida es o no sagrada, pero en cuanto vida humana merece el respeto y la protección que podamos ofrecer todos, tanto la familia como la sociedad. Un tercer grupo, simplemente, respeta cualquier vida biológica (desde las plantas a los animales) y cree que la vida del embrión humano, por más pequeña que sea, es digna de respeto.

LOS BANDOS SE UNEN...

Aunque las posiciones sean muy distintas entre unos y otros, puedes encontrar un punto que une normalmente a los dos bandos (abortistas y no abortistas); todos están convencidos de que nadie tiene el derecho de eliminar ninguna vida humana inocente.

En las discusiones sobre el aborto tendrías que reconocer este aspecto que une para evitar dar vueltas sobre el aire. Casi ningún abortista admitiría que al pedir la legalización del aborto pide una excepción a esta regla universal.


ENTONCES, LA GRAN PREGUNTA SERÍA...

¿Dónde radica la diferencia de los dos grupos?
En que algunos piensan que abortar no significa matar a ningún ser humano inocente, mientras que otros sí creen que en cada aborto se comete un homicidio. Para resolver este problema, deberíamos contestar esta pregunta: ¿cuándo empieza un ser humano a ser humano?


LO QUE ES INNEGABLE ES QUE...

El debate sobre el aborto no debe dejar de lado verdades que nos ofrecen el mundo de la ciencia y del derecho. Pero, debe integrar -y quizá esto sea lo más importante- esos sentimientos que nacen en casi todas las mujeres que perciben algo nuevo en su seno.

No importando la edad: aunque sea adolescente, aunque no esté casada, aunque ya haya tenido otros hijos; el instinto materno indica que lo que "allí" se mueve no es un objeto, sino un hijo, un ser humano.


¿PARA QUÉ LLEGAR A ESE PUNTO?

No puedes olvidar esta verdad sin cometer una grave injusticia hacia tantas mujeres que lloran porque se les hizo fácil un aborto que, en el fondo de su corazón, no querían.

Tal vez desde esa experiencia de quien abortó y llora por haber perdido a ese hijo que empezaba a vivir, puedas construir un debate sobre el aborto que te lleve, con serenidad y con justicia, a promover una cultura del amor, de la acogida y del respeto… A todos, aunque algunos ocupen ahora un poco de espacio en el seno de una mujer necesitada de apoyo y de esperanza.
Autor: Hedwig Krammer
Fuente: Adaptación del texto original de Fernando Pascual


LOS CATÓLICOS ANTE EL ABORTO

¿Qué entiende la Iglesia por aborto?

La Iglesia Católica entiende por aborto la muerte provocada del feto, realizada por cualquier método y en cualquier momento del embarazo desde el instante mismo de la concepción. Así ha sido declarado el 23 de mayo de 1988 por la Comisión para la Interpretación Auténtica del Código de Derecho Canónico.


La cuestión del aborto provocado, ¿es sólo un problema científico, político o social?


Ciertamente, no. Esta cuestión es, desde luego, un problema científico, político y social grave. Pero también es, y en gran medida, un serio problema moral para cualquiera, sea o no creyente.

¿Tenemos los católicos obligaciones adicionales acerca de la cuestión del aborto, respecto de los no católicos o no creyentes?


Todo hombre y toda mujer, si no quieren negar la realidad de las cosas y defienden la vida y la dignidad humanas, han de procurar por todos los medios lícitos a su alcance que las leyes no permitan la muerte violenta de seres inocentes e indefensos. Pero los cristianos, entre los que nos contamos los católicos, sabemos que la dignidad de la persona humana tiene su más profundo fundamento en el hecho de ser hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, que quiso ser hombre por amor a todos y cada uno de nosotros.

Por eso los católicos, si vivimos nuestra fe, valoramos en toda su dimensión el drama terrible del aborto como un atentado contra esta dignidad sagrada. Más que de obligaciones adicionales, pues, habría que hablar de una más profunda y plena comprensión del valor de la persona humana, gracias a nuestra fe, como fundamento para nuestra actitud en favor de la vida, ya que sabemos que el olvido de Dios lleva con más facilidad al olvido de la dignidad humana.

Como católico,
¿en qué incurre una persona que realiza o consiente que le realicen un aborto?

Quien consiente y deliberadamente practica un aborto, acepta que se lo practiquen o presta una colaboración indispensable a su realización, incurre en una culpa moral y en una pena canónica, es decir, comete un pecado y un delito.


¿En qué consiste la culpa moral?


La culpa moral es un pecado grave contra el valor sagrado de la vida humana. El quinto Mandamiento ordena no matar. Es un pecado excepcionalmente grave, porque la víctima es inocente e indefensa y su muerte es causada precisamente por quienes tienen una especial obligación de velar por su vida.


Además, hay que tener en cuenta que al niño abortado se le priva del Sacramento del Bautismo.

¿Qué es una pena canónica?

La pena canónica es una sanción que la Iglesia impone a algunas conductas particularmente relevantes, y que está establecida en el Código de Derecho Canónico, vigente para todos los católicos.

¿En qué pena canónica incurre quien procura un aborto?


El que procura un aborto, si sabe que la Iglesia lo castiga de este modo riguroso, queda excomulgado. El Canon 1398 dice: "Quien procura un aborto, si éste se produce, incurre en excomunión Latae sententiae"


Por otra parte, el Canon 1041 establece que el que procura un aborto, si éste se consuma, así como los que hayan cooperado positivamente, incurre en irregularidad, que es el impedimento perpetuo para recibir órdenes sagradas.


¿Qué quiere decir incurrir en excomunión?

Significa que un católico queda privado de recibir los Sacramentos mientras no le sea levantada la pena: no se puede confesar válidamente, no puede acercarse a comulgar, no se puede casar por la Iglesia, etc. El excomulgado queda también privado de desempeñar cargos en la organización de la Iglesia.


¿Qué quiere decir que una excomunión es Latae sententiae?


Con esta expresión se quiere decir que el que incurre en ella queda excomulgado automáticamente, sin necesidad de que ninguna autoridad de la Iglesia lo declare para su caso concreto de manera expresa.


¿Significa algo especial la frase "si éste -el aborto- se produce"?


Sí. Quiere decir que, para que se produzca la pena de excomunión, el aborto debe consumarse, es decir, el hijo ha de morir como consecuencia del aborto. Si, por cualquier circunstancia, el aborto no llega a consumarse, no se producirá la excomunión, aunque se dará el pecado.


En el caso del aborto, ¿quiénes incurren en la pena de excomunión?


Si se dan las condiciones que configuran la pena de excomunión, en este caso quedan excomulgados, además de la mujer que aborta voluntariamente, todos los que han prestado colaboración indispensable a que se cometa el aborto: quienes lo practican, quienes los ayudan de modo que sin esa ayuda no se hubiera producido el aborto, etc.


¿Qué razón de ser tiene que el aborto está condenado por una pena canónica tan grave como es la excomunión?


La razón de ser de esta norma es proteger -también de esta manera, no sólo con la
catequesis y la recta formación de la conciencia- la vida del hijo desde el instante mismo de la concepción, porque la Iglesia se da cuenta de que la frágil vida de los hijos en el seno materno depende decisivamente de la actitud de los más cercanos, que son, además, quienes tienen más directa y especial obligación de protegerla: padres, médico, etc. Luego, cuando el niño nazca, estará ya además protegido de alguna manera por la sociedad misma.

La Iglesia ha entendido siempre que el aborto provocado es uno de los peores crímenes desde el punto de vista moral. El Concilio Vaticano II dice a este respecto: "Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de proteger la vida, que se ha de llevar a cabo de un modo digno del hombre. Por ello, la vida ya concebida ha de ser salvaguardada con extremados cuidados; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables" (Const. "Gaudium et Spes").


Pero ya que en los últimos años cada vez hay más Estados que permiten el aborto, ¿no habría sido un gesto de benevolencia de la Iglesia el haber mitigado las penas para los católicos que aborten?


La Iglesia pudo haber cambiado, en la última y profunda revisión del Código de Derecho Canónico culminada en 1983, la pena de excomunión que pesa sobre los que procuran conscientemente un aborto, pero no lo hizo así precisamente porque en las últimas décadas se ha producido en todo el mundo una acusada relajación de la sensibilidad de las gentes (y también de muchos creyentes) hacia este crimen. Y si bien esta mayor laxitud social, que ejerce una presión cierta sobre las conciencias, puede disminuir la gravedad del delito en algunos casos, una atenuación de la pena habría suscitado, inevitablemente, la errónea idea de que la Iglesia considera hoy el aborto provocado como menos grave que antes, cuando, evidentemente, no es así.


La Iglesia es Madre y Maestra; como Madre, es lenta para la ira y fácil para el perdón, pero como Maestra no puede desvirtuar el depósito de la doctrina legado por Dios, y no puede decir que está bien lo que está mal, ni puede dar pie a que nadie suponga que actúa de esta manera.

¿Puede suceder que alguna persona consienta o colabore en un aborto y no incurra en excomunión?

Sí. Dado que en Derecho Canónico no existe delito si no hay pecado grave, hay circunstancias en las que no se incurre en esta pena, que requiere plena imputabilidad. Por ejemplo, no quedan excomulgados los que procuran un aborto si ignoran que se castiga con la excomunión; los que no tengan conciencia de que abortar voluntariamente es pecado mortal; los que han intervenido en un aborto forzados con violencia irresistible contra su voluntad o por miedo grave; los menores de edad...; en general, los que han obrado sin plena advertencia y pleno consentimiento.
En el caso de que un médico (o un anestesista o una enfermera), por no estar dispuesto a realizar este tipo de intervenciones, fuese despedido y padecieran necesidad él y su familia, ¿podría colaborar?


Nunca se puede colaborar de modo positivo en la comisión de un acto que va contra la ley de Dios, que hay que obedecer antes que a la ley de los hombres. El católico que se halla en esta situación tiene la obligación grave de ampararse en el derecho a la objeción de conciencia, aunque esta actitud pueda acarrearle represalias.


El profesional sanitario cristiano ha de tener presente, además, que si es conocida su condición de creyente puede provocar un grave escándalo si colabora a la práctica de abortos.

Si los familiares de ese profesional son también cristianos, tienen la responsabilidad humana y moral de ayudarle a sobrellevar las dificultades, apoyarle en sus decisiones y hacer causa común con él en esos momentos de tribulación. Y esta responsabilidad alcanza también a sus amigos y colegas, si son cristianos y quieren vivir auténticamente su fe, así como a los miembros de la comunidad católica en que el profesional sanitario se desenvuelva.

¿Y qué ha de hacer el resto de las personas que trabajan en un hospital donde se practican habitualmente abortos?


Esas personas han de poner todos los medios lícitos a su alcance para que se dejen de practicar abortos. En cualquier caso, han de negar su colaboración directa a esas acciones.

¿No es la doctrina católica sobre el aborto una dura doctrina, que muy pocos podrán seguir?

Casi con estas mismas palabras replicaron los contemporáneos de Jesús cuando oyeren su predicación. Y el mismo Jesús nos dijo que hay que seguir el sendero estrecho para llegar al Reino de los Cielos. Seguir a Cristo en Su Iglesia no es fácil, pero con la Gracia de Dios se allana el camino y se superan las dificultades, por grandes que parezcan. También nos dijo Jesús que fuéramos a Él con confianza, y Él nos aliviaría de nuestras angustias.

La doctrina católica sobre el aborto no proviene de la voluntad de la autoridad eclesiástica, sino que está fundamentada en lo más profundo de la naturaleza de las cosas queridas por Dios, que se expresa en la Ley que Él nos ha dado a conocer, y que la Iglesia tiene la misión de transmitir. Pero la Iglesia cumple también con su deber siendo el ámbito en que los cristianos pueden fortalecer mejor su fe y ser ayudados y estimulados a vivir más intensamente su vida cristiana.


¿Cómo puede levantarse una excomunión, tras haber colaborado en un aborto consumado?

Si un católico se encuentra en esta situación, debe acudir al obispo o al sacerdote en quien éste delegue. En la práctica, puede dirigirse a cualquier sacerdote, que le indicará lo que debe hacer.

¿Tienen los católicos, además de la obligación grave de no colaborar en ningún aborto provocado, otras obligaciones en esta materia?

Todos los católicos estamos llamados a una vida plena, es decir, a la santidad, y a contribuir activamente a la extensión del Reino de Dios en la tierra llevando el Evangelio hasta el último rincón del mundo. Si todo miembro responsable de una sociedad que se proclama civilizada tiene el deber de defender la vida y la dignidad humanas, por muchas más razones los católicos hemos de asumir esta tarea.

¿Cómo se puede hacer esto, en el caso del aborto?

El lograr que en una sociedad se respete el derecho a la vida es responsabilidad de todos en su actividad cotidiana, pues todos, con el ejemplo de su conducta, sus palabras, sus escritos, sus opiniones, su voto, la educación de sus hijos, etc., influyen en lo que se piensa, en cómo se vive Y en lo que se legisla.

Ciertamente, un papel importante corresponde a políticos, educadores y responsables de medios de Comunicación social, por la repercusión que sus palabras o sus acciones tienen en la colectividad; pero ellos, al tiempo que influyen sobre la sociedad, son influidos a su vez también por ella.
¿Qué puede hacer para influir en esta materia un cristiano corriente, un ciudadano normal que ni sale en la televisión, ni habla desde una cátedra o una tribuna pública?

Lo primero que cada uno puede y debe hacer para afirmar la vida es vivir con la conciencia de su dignidad. Sólo afirmaremos la vida de otros si nosotros percibimos la nuestra en toda su grandeza y si nuestra conducta es coherente con nuestra convicción. El ejemplo de Jesús, tomando en serio a cada una de las personas que se encontraba, debe servirnos para que todos los que se crucen en nuestra vida se sientan valorados y tenidos en cuenta como seres únicos. Una afirmación así de la vida personal en nuestras experiencias cotidianas hará posible que surja, naturalmente, la estima por todos y cada uno de los seres humanos, también los concebidos y no nacidos. Pero junto a esta actitud general, caben muchas maneras concretas de trabajar específicamente en favor de la vida:

Rogando al Señor por los legisladores y los dirigentes sociales en general, para que sepan comprender que los hijos concebidos y no nacidos son los más inocentes y los más indefensos miembros de, nuestra sociedad, y que, como ha dicho repetidamente el Papa Juan Pablo Il, nunca se puede legitimar la muerte de un inocente.

• No despreciando el valor moral del dolor y del sacrificio, cuyo rechazo lleva a justificar cualquier intento de acabar con lo que se cree que son sus causas, incluidos los ancianos o enfermos inútiles, los deficientes que son una carga o los nuevos hijos que pueden complicar la vida o disminuir el bienestar de la familia.

Acogiendo y ayudando, también económicamente, a quienes, por razón de su maternidad, se encuentran en situaciones difíciles.

• Recibiendo con alegría, por duro que pueda ser, al nuevo hijo enfermo o deficiente que llegue a la familia, como una bendición de Dios. Es ejemplar el testimonio de numerosísimos padres cristianos en este sentido.

Reaccionando positivamente ante escritos públicos o programas audiovisuales que defiendan la vida humana, y críticamente ante los que la ataquen.

• Orientando el voto hacia las alternativas que merezcan más confianza por sus actitudes ante la vida en general, y ante la cuestión del aborto provocado en particular.

Informando a quienes nos rodean, con caridad, pero con firmeza y claridad, de la realidad del hijo no nacido y de la importancia de defender su derecho a vivir.

Los médicos, en especial los ginecólogos, y otros profesionales sanitarios, empleando los medios técnicos que permiten que una madre vea en una ecografía, con sus propios ojos, al hijo en sus entrañas, moviéndose, nadando, chupándose el dedo. Se ha dicho que si el vientre de las madres fuera transparente, muchos verían la cuestión del aborto provocado de otra manera.

Son sólo algunos ejemplos que puedan dar idea del enorme campo que un cristiano tiene ante sí en relación con este gravísimo problema.

¿Es razonable pensar que un día la vida y la dignidad humanas se respetarán desde la concepción hasta la muerte?

No es posible contestar rotundamente a esta cuestión, pero hacia este objetivo deben encaminarse los esfuerzos de todos los que aspiran a un mundo justo. Las agresiones a la vida humana, especialmente de los inocentes, han tenido siempre en la historia consecuencias dramáticas. Los cristianos sabemos que cuando las personas y las colectividades han reconocido a Jesucristo, este reconocimiento ha supuesto una afirmación de la vida sin parangón con cualquier otra cultura.
Por eso debemos empeñarnos en la extensión de la presencia de Cristo en la sociedad, porque de este modo los hombres reconocerán su propia grandeza y podrán vivir con una nueva conciencia propia dignidad. Con el auxilio de Jesús y de su madre, que lo concibió en su seno, y con el ejemplo nuestra propia vida, será posible trabajar mejor en defensa de este ideal.

CUESTIONES Y RESPUESTAS SOBRE LA DEFENSA DE LA VIDA HUMANA Y LA ACTITUD DE LOS CATÓLICOS
Conferencia Episcopal Española
Comité para la Defensa de la Vida

lunes, 12 de octubre de 2009

Los Efectos de los Anticonceptivos


DIFERENTES RIESGOS QUE CAUSAN LOS ANTICONCEPTIVOS

(JAMA significa: Journal of American Medical Association)

La polémica sobre la seguridad de los anticonceptivos orales arranca desde que se inició su consumo, allá por el año 1960.

Desde entonces abundantes datos de literatura médica han mantenido vivo el problema de si los anticonceptivos orales favorecen o no la presentación de fenómenos trombóticos en diversos órganos; pero esto cada vez parece estar más claro. En un reciente artículo (JAMA 284; 72,2000) se valoran los estudios sobre esta materia publicados en la literatura médica anglosajona entre 1960 y 1999, utilizando diversas bases de datos informatizados.

Se utilizaron 804 estudios. En este amplio trabajo se concluye que la píldora, incluso con dosis bajas de estrógenos incrementa el riesgo de accidentes trombóticos cerebrales. Este incremento es de alrededor de 2.7 veces. Cuando las usuarias de los anticonceptivos son fumadoras el riesgo se incrementa todavía más.
De los datos analizados se concluye que un total de 425 accidentes cerebrales por año podrían ser atribuidos al uso de los anticonceptivos orales en Estados Unidos, a lo que habría que añadir un accidente vascular cerebral por año por cada 15.000 mujeres fumadoras que tomaran anticonceptivos orales.

Si se tiene en cuenta que en aquel país alrededor de 10.000.000 de mujeres toman anticonceptivos orales, y que en el mundo esta cifra puede llegar a los 78,5 millones, se puede deducir lo que significa el riesgo de accidentes cerebrales vasculares como consecuencia de la ingestión de la píldora.

RIESGO DE TROMBOEMBOLISMO VENOSO EN MUJERES TOMANDO ANTICONCEPTIVOS DE TERCERA GENERACIÓN. (BMJ significa British Medical Journal) (Vid. También Oral Contraceptives and the Risk of Venous Thrombosis, N Engl J Med, 344, 1527, 2001; -New England Journal of Medicine-USA; 17-05-01-).

En 1995 tres importantes estudios médicos alertaron sobre la posibilidad de que los anticonceptivos de tercera generación (aquellos que contienen como progestágeno el desogestrel o el gestodene, junto con 30 microgramos o menos de estrógenos) pudieran incrementar el riesgo de tromboembolismo venoso que tienen los anticonceptivos de segunda generación (los que con la misma dosis de estrógeno utilizan levonorgestrel como progestágeno).

Esta controversia se ha mantenido hasta recientemente, en que diversos estudios parecen aclarar el problema. Uno de ellos ha sido recientemente publicado en el BMJ (321; 1190,2000) en el que se analizan los datos recogidos de una base de datos de medicina general muy amplia que abarca desde enero de 1993 a diciembre de 1999. En el se demuestra que los anticonceptivos de tercera generación tienen aproximadamente dos veces más riesgo de producir tromboembolismo venoso que los de segunda generación. Este riesgo aún es mayor entre las mujeres más jóvenes. Este estudio es acorde con otros anteriores en los que se comparaban ambos tipos de anticonceptivos y en los que también se había encontrado que el riesgo de tromboembolismo derivado de la ingesta de anticonceptivos de tercera generación es prácticamente el doble que el que se observa con los de segunda generación.


RIESGO DE CANCER DE PECHO EN MUJERES TOMANDO ANTICONCEPTIVOS ORALES

En trabajos previos ha sido observada una débil asociación entre la utilización entre los anticonceptivos orales y el cáncer de pecho, que incluso se prolonga hasta 10 años después de que las mujeres han dejado de utilizar los anticonceptivos.
Parece que este riesgo podía ser mayor en aquellas mujeres que tuvieran una predisposición familiar al cáncer de pecho, cosa que cada día está mejor estudiada sobre bases de genética molecular. En un reciente estudio (JAMA 284; 1791,2000), se realiza una amplia valoración sobre este tema. Para llevarlo a cabo se analizaron 426 familias en las que las mujeres que utilizaban anticonceptivos orales tenían familiares de primer grado con cáncer de pecho. Del estudio se deduce la existencia de un mayor riesgo de cáncer de pecho entre las usuarias de anticonceptivos orales cuando en sus familias existían familiares de primer grado con historia previa de cáncer de pecho.
Este incremento de riesgo era alrededor de 3,3 veces. Estos resultados claramente indican que las mujeres que han utilizado con anterioridad o utilizan aún anticonceptivos orales tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de pecho que las que no los utilizan.

EFECTO ABORTIVO DE CIERTOS ANTICONCEPTIVOS

Descripción de la forma en que trabajan los diferentes métodos anticonceptivos más comunes, con la demostración científica de sus efectos abortivos.

1. Las píldoras anticonceptivas:

Los anticonceptivos orales o píldoras actúan impidiendo la ovulación o cambiando el moco cervical de modo tal que éste impide el paso de los espermatozoides, teniendo en ambos casos un efecto anticonceptivo. Pero además producen cambios en el endometrio uterino que impiden que el óvulo ya fecundado (o sea de una vida recién comenzada) se anide, siendo este efecto abortivo.
La concepción o fecundación se produce en el instante mismo en que el espermatozoide penetra el óvulo, a partir del cual no cabe duda alguna de que existe una nueva vida humana.
FUENTES: Javier Marco Bach, "Métodos artificiales de regulación de la fertilidad humana," Cuadernos de Bioética): 37; Paternidad Planificada. Solicitud de Financiamiento al Gobierno de los EE.UU., Albert D. Lorencz M.D.: ¿Cómo funciona la píldora?.

2. Los dispositivos intrauterinos (DIUs):

Los DIUs, tales como el ASA, la T de cobre y el Anillo, son artefactos de diferentes materiales que se introducen en el útero para evitar la procreación. Actúan química y mecánicamente, impidiendo a veces la anidación del óvulo ya fecundado en el útero, lo cual es un efecto abortivo.

Este efecto es producido de varias maneras. Los DIUs aceleran el transporte del óvulo fecundado a través de la trompa, por lo que al llegar al útero éste no está capacitado para recibirlo y lo aborta. También producen destrucción por lisis del blastocisto (el ser humano en sus primeras etapas de desarrollo); desplazan mecánicamente del endometrio (la capa que recubre internamente al útero) al blastocisto ya implantado en él; impiden la implantación debido a la respuesta inflamatoria al cuerpo extraño que se produce en el endometrio; y alteran el proceso de maduración y proliferación del endometrio afectando la implantación.

FUENTES: Hatcher R. Atrussell, J. Stewart T. y col., Tecnología anticonceptiva,
Edición Internacional, p. 359-369; Javier Marco Bach, "Métodos artificiales de regulación de la fertilidad humana," Cuadernos de bioética: 37; Carol Lynn, "Anticonceptivos después del coito sin protección," Network en español: 7 EE.UU.


Los dispositivos intrauterinos

Por el Dr. Lloyd J. Duplantis

El DIU es un pequeño lazo de metal o de plástico que se inserta en el útero de la mujer. El mecanismo de acción es generalmente presentado como "desconocido". Esta es una concepción amplia y engañosa que es comúnmente utilizada para esconder su probable efecto abortivo.
El indicador clave de que el modo primario de acción del DIU es su efecto abortivo, el cual evita la implantación del óvulo fertilizado, es la tasa de embarazo. El hecho de que el embarazo ocurre con una tasa esperada de 8 (espiral de cobre) a 20 (impregnado con progesterona) veces más alta que con las píldoras contraceptivas orales combinadas, indica que la ovulación y la fecundación están ocurriendo frecuentemente.
El índice típico de embarazo con DIU es del 16% (16 de cada 100 mujeres que usan este método durante un año quedarán embarazadas). El índice de embarazo ectópico es 10 veces mayor que en la población normal.
En orden de distanciar, confundir o encubrir aún más la realidad del modo de acción de estos productos, se declara que el cobre mezclado o incluido en estos productos es 100% efectivo en evitar la concepción, punto crucial para mantener la creencia de que la concepción nunca tiene lugar. Como puede verse fácilmente, dado que las verdaderas tasas de embarazo son más altas de lo que se esperaba, esta es una propuesta ridícula. Una explicación mucho más probable es que el cobre interfiere realmente con algún proceso enzimático y/o la implantación de embriones de 5 a 14 días de edad gestacional.

Otro claro indicador de que el mecanismo de acción que se alega impide la concepción no es primario o siquiera realista, es el hecho de que el DIU sin contenido de cobre u hormona puede prevenir el embarazo por sí mismo. Otra área a prestar atención para demostrar el efecto abortivo del DIU es el hecho de que es usado como contraceptivo de emergencia o contracepción post coital, al ser insertado varios días después de la relación. La concepción podría ya haber ocurrido y la forma más probable de acción sería la irritación del endometrio a fin de prevenir la implantación.4
Se dice asimismo que, dado que la HCG (gonadotrofina coriónica humana) no se eleva en la mujer que utiliza el DIU, el embarazo no ocurre. La HCG sólo comienza a mostrar aumentos sustanciales en el suero de la mujer tres días después de ocurrida la implantación. Por lo tanto, si un DIU afecta la implantación, no habría elevación de HCG salvo que el humano recién concebido supere los efectos del DIU sobre el endometrio y aún así, sobreviva.

En los humanos, el ión cobre liberado desde un DIU de cobre, aumenta la reacción inflamatoria y alcanza concentraciones en los fluidos luminales del tracto genital, que son tóxicos para los espermatozoides y los embriones. En mujeres usuarias del DIU, todo el tracto genital se muestra afectado, al menos parcialmente, por la transmisión luminal de los fluidos acumulados en el ambiente uterino. Esto afecta la función o viabilidad de las gametas, disminuyen la tasa de fertilización y mengua las chances de supervivencia de algún embrión que pueda haberse formado, aún antes de alcanzar el útero.
El efecto del DIU a nivel uterino es su acción de destrucción del blastocisto previo a su implantación. Además, si la implantación ocurre, puede uno esperar una mayor incidencia de abortos espontáneos en estos embarazos.
Es importante que la mujer tenga esta información y que pueda tomar una decisión moral y ética apropiada. Muy a menudo ella recibe de su médico la información de que el mecanismo de acción del DIU es desconocido. Para el médico, ya no es adecuado decirles a sus pacientes lo mismo.

En 1960, el mecanismo no era claro, pero con el avance del conocimiento esta acción ha sido más claramente elucidada. Los médicos tienen la responsabilidad ética de informar a sus pacientes sobre la acción abortiva del DIU.

Nota: Este artículo fue presentado ante el Congreso de la República de Brasil para impedir el uso del DIU.

El Dr. Lloyd J. Duplantis es, entre otras cosas, el Presidente de la Asociación de Farmacéuticos pro vida de USA. La homepage en Internet para "Pharmacists for life" está en http://www.pfli.org y es posible contactarlo en inglés través de su e-mail allí.

El Dr. Duplantis consiguió que se aprobara una «Cláusula de conciencia» en EE.UU. por la cual un farmacéutico no puede ser obligado a distribuir productos que atenten contra sus convicciones. Es decir, las píldoras abortivas y medicamentos para ser usados en practicar la eutanasia. El suicidio asistido ya es legal en el estado de Oregón, y en Noviembre se votará una ley similar en el estado de Michigan.

La traducción ha sido realizada por la Licenciada María Magdalena Orellana (Psicóloga) y el Dr. Gabriel Marcón (Médico Ginecólogo), matrimonio a cargo de la Pastoral Prematrimonial de la Parroquia San Juan Bosco (Caleta Olivia, Pcia. de Santa Cruz, República Argentina, Septiembre 1998).

Citas:

1. Wyeth Laboratories. (1994). "Triphasic-28 Product Information". Philadelfia.
Wyeth-Ayerst.
2. Wilson, M. (1996). "Amor y familia". Ignatius Press. San Francisco (pág. 281-287)
3. Kuhar, B. (1995). "Infant Homicides trough contraceptives". 2nd ed Eternal Life. Bardstown, KY. Pg. 20-21.
4. Hatcher, et al. (1994). "Contraceptive Technology".
5. Bardin, C.W. et al (1996) "Mechanisms of action of intrauterine devices", Obstetrical and Gynecological Survey Vol. 51, Number 12, Suplement-NICHD, Bethesda, MD.
6. Hilgers, T. "An evaluation of intrauterine device". Report, Dept of Obstetrics´Gyn,
St Louis Un School of Med. St. Louis, Missouri.

3. Los implantes e inyectables:

Los implantes, como el Norplant, y los inyectables, como la Depo-Provera tienen el mismo mecanismo de acción abortiva que la píldora. Tanto el uno como el otro tienen sólo progestágenos.

En las Filipinas donde el aborto es ilegal, la compañía farmacéutica internacional Upjohn estaba fabricando la Depo-Provera y comercializándola como si fuera un anticonceptivo, cuando en realidad es abortiva.


FUENTES: Sarah Keller, "La progestina es muy eficaz y segura," Network en español, Family Health International, vol. 10, no. 3, julio de 1995, pp. 4-10; Alfredo Cuadrado, A favor de la vida 3ra ed. (Santo Domingo, R.D.: Colección para la Familia, 1990), 141.

4. "Anticoncepción de emergencia" o "anticonceptivos post-coito":

Los "anticonceptivos post-coito" constituyen una forma de "evitar" la procreación basada en la falsa teoría de que el embarazo comienza con la implantación del óvulo ya fecundado (o sea, de la nueva vida humana) en el útero, en vez de la fecundación. Basándose en esta idea errónea se les dan el nombre de "anticonceptivos post-coito" o "anticoncepción de emergencia", cuando en realidad se trata de un aborto.

Para lograr ese objetivo utilizan diferentes métodos, tales como el dispositivo intrauterino (DIU) y ciertas dosis de la píldora abortiva RU 486 y de la misma píldora anticonceptiva durante cierto tiempo después del acto sexual.

En todos estos métodos lo que se busca es evitar la implantación del óvulo ya fecundado, por lo que son métodos abortivos.
FUENTE: Carolo Lynn, "Anticonceptivos después del coito sin protección, Network en español


«HUMANAE VITAE»: 35 AÑOS AL OTRO LADO DE LA LÍNEA

Este julio se conmemoró el 41 aniversario de uno de los más controvertidos documentos de la Iglesia en la historia reciente, «Humanae Vitae». La tormenta de críticas que levantó el rechazo de los anticonceptivos por parte del Papa Pablo VI sigue creando polémica hoy en día.
Hace dos semanas, el Times de Londres publicaba un artículo titulado: «Por qué las personas que usan el método anticonceptivo de los ritmos son llamados con frecuencia padres». El artículo del 11 de julio informaba sobre una investigación en Canadá que descubrió que algunas mujeres pueden ovular múltiples veces en un mismo mes. El estudio, conducido por Roger Pierson de la Universidad de Saskatchewan, fue publicado en el diario Fertilidad y Esterilidad. Según el Times, esto significa que el método de los ritmos «es con frecuencia completamente inútil».

Pero un artículo en la página web de WOOMB (Organización Mundial del Método Billings de Ovulación) rechazó con dureza tales afirmaciones. El profesor emérito James B. Brown explicaba que el fenómeno de la ovulación anormal era ya bien conocido hace décadas y que el Método Billings de Ovulación ha desarrollado formas de evitar este problema.

Además, Brown apuntaba que la interpretación «de que las ovulaciones fértiles pueden tener lugar más de una vez en diferentes días durante el ciclo menstrual es un error craso». También criticaba «la injustificable hostilidad de los autores, a la revista y a la opinión oficial corriente sobre la planificación familiar natural».
También defiende la seguridad del método Billings de ovulación (no confundirlo con los menos seguros métodos de ritmos). El estudio más reciente, llevado a cabo con 992 parejas en China, demostró un 99,5% de índice de éxitos con el Billings.

Tal porcentaje de éxitos aguanta la comparación con los anticonceptivos. Según un reciente estudio francés, uno de cada tres embarazos no está planificado, y dos tercios de ellos tienen lugar usando anticonceptivos las parejas, informaba el 29 de abril la BBC.

La doctora Nathalie Bajos y sus colegas del hospital de Bicetre, en París, basaron sus descubrimientos en una encuesta de casi 3.000 mujeres en toda Francia, de las que 1.034 quedaron embarazadas de manera inesperada. La encuesta encontró que la mayoría de las mujeres se quedaron embarazadas porque no usaron los métodos anticonceptivos correctamente.

Las advertencias eran verdaderas

Las advertencias contenidas en la «Humanae Vitae» sobre las consecuencias de lo que ahora se conoce como mentalidad anticonceptiva. El No. 17 de la encíclica expresaba su preocupación ante el hecho de que la decisión sobre la anticoncepción quedara «en las manos de autoridades públicas despreocupadas de las exigencias morales». Pablo VI temía que los gobiernos pudieran imponer métodos anticonceptivos a las personas, interviniendo así en «el sector más personal y más reservado de la intimidad conyugal».

Tal presión puede tomar diferentes formas. El 6 de diciembre pasado la Society for the Protection of Unborn Children, con sede en Londres, condenaba al gobierno británico por dar más ayudas bilaterales en el extranjero para el aborto y el control de población que para instalaciones de agua potable. Un informe del Departamento para el Desarrollo Internacional del 2001-2 revelaba que se dieron 260 millones de libras (422 millones de dólares al cambio actual) para «servicios de salud reproductiva», sobrepasando con mucho los 78,8 millones de libras (128 millones de dólares) destinados a asegurar agua potable y saneamientos adecuados.

La esterilización, ampliamente usada como método anticonceptivo, ha sido impuesta con frecuencia a la gente. En Perú, por ejemplo, una comisión parlamentaria ha reabierto una investigación sobre la esterilización forzada de más de 300.000 mujeres en zonas rurales autorizadas supuestamente por el presidente Alberto Fujimori, informó el 18 de junio la BBC. La investigación original contra Fujimori, que voló a Japón en noviembre del 2000, fue dejada de lado a principios de año por falta de evidencias.

El año pasado, un informe del gobierno peruano concluía que las operaciones fueron promovidas por una «engañosa» campaña de publicidad de panfletos, posters y anuncios de radio que prometían «felicidad y bienestar». Afirmaba que se hacía una evaluación inadecuada antes de la intervención y se daban pocos cuidados después. También se encontró que los procedimientos habían sido negligentes, con menos de la mitad llevados a cabo sin un anestesista apropiado. La Comisión de Derechos Humanos de Perú encontró que 19 mujeres murieron por complicaciones, y miles más sufren de problemas psicológicos como resultado directo de las esterilizaciones.

En Brasil, es práctica común que los políticos compren votos pagando a las mujeres la esterilización, informaba el 13 de junio el Wall Street Journal. Según las últimas cifras oficiales de Brasil, con fecha de 1996, el 40% de todas las mujeres casadas en edad reproductiva están esterilizadas, pero los demógrafos creen que la cifra se acerca actualmente al 50%, afirmaba el Journal.

El artículo hacía notar que además de la oposición de la Iglesia católica, la práctica extendida de la esterilización también es denigrada por algunas activistas feministas y de derechos humanos que dice que las mujeres pobres y sin educación son engañadas para someterse a la cirugía.

Peligros anticonceptivos

Son bien conocidos los peligros para la salud de la primera generación de anticonceptivos. Menos conocidos son, sin embargo, los problemas relacionados con las píldoras actualmente en uso. El British Medical Journal informaba el 1 de febrero de datos de Holanda de que el nuevo anticonceptivo Yasmin se ha relacionado con cinco casos de tromboembolismo, debidos a una reacción adversa sospechosa contra el medicamento.
Yasmin fue aprobado como anticonceptivo oral en todos los países de la Unión Europea en el año 2000 y ha sido lanzado recientemente en el Reino Unido. El British Medical Journal comentaba que se ha discutido largamente el riesgo de tromboembolismo en las mujeres que usan esta píldora de tercera generación.

El uso de anticonceptivos se asocia también con un riesgo aumentado de cáncer cervical, informaba el 3 de abril HealthScoutNews. La información viene de un estudio del 5 de abril de The Lancet, una revista médica británica.

El riesgo se relaciona directamente con la duración del tiempo de uso de los anticonceptivos por parte de las mujeres. Aunque el riesgo es más alto en las mujeres infectadas con el papilomavirus humano (HPV), que se cree es la mayor causa de cáncer cervical, usar la píldora eleva el riesgo para las mujeres libres del HPV, afirman los investigadores.

Un equipo conjunto británico-francés de investigadores repasó los datos de 28 estudios que abarcan a más de 12.500 mujeres con cáncer cervical. Hallaron que el riesgo aumentaba un 10% en la mujer que había utilizado la píldora durante al menos 5 años, un 60% en las que las utilizaron entre cinco y nueve años, y era el doble en las que la habían utilizado 10 años o más.

Más noticias sobre peligros de los anticonceptivos vinieron de los investigadores de la Universidad McMaster de Canadá. Descubrieron que los ratones que habían recibido el anticonceptivo inyectable Depo-Provera corrían 100 veces más peligro de infección con el herpes simplex virus type 2 que los que no habían sido tratados, informó Reuters el 24 de abril.

Si se dan patrones similares en los humanos, estos descubrimientos sugieren que las mujeres que usan Depo-Provera podían ser particularmente susceptibles de desarrollar herpes genital cuando se exponen al virus herpes, decía el autor del estudio, el doctor Charu Kaushic, a Reuters.

Mientras tanto, en Noruega, un estudio de 8 años que ha abarcado a casi 100.000 mujeres encontró que aquellas que tomaban anticonceptivos orales corrían un 25% de riesgo de desarrollar cáncer de mama, informó el 19 de mayo el Telegraph de Londres. El Estudio Mujeres Noruegas y Cáncer escudriñó el estilo de vida de 96.362 mujeres con edades entre los 30 y los 70 años, 851 de las cuales desarrollaron cáncer de mama. Cuanto más tiempo se tomó la píldora, mayor fue el riesgo.

La píldora del día después, que algunos países han incluso distribuido en las escuelas, tampoco se libra de riesgos. El oficial jefe médico de Gran Bretaña, Sir Liam Donaldson, ha advertido que algunas mujeres que toman la píldora del día después para prevenir el embarazo podrían aumentar el riesgo de padecer un embarazo ectópico, informó el 30 de enero Reuters.

La Humanae Vitae, una de las encíclicas que más polvareda ha levantado en la historia reciente de la Iglesia, cumplió cuarenta años el pasado 25 de julio. Sus afirmaciones morales se han visto corroboradas por otras muchas encíclicas y documentos magisteriales (Familiaris Consortio, Evangelium Vitae, Catecismo de la Iglesia Católica, etc.). En una mirada retrospectiva, no cabe duda de que el Papa Pablo VI fue asistido por un don especial del Espíritu Santo, que le permitió confirmar en la fe al pueblo de Dios, a pesar de las fortísimas presiones contrarias. El momento histórico era muy delicado: dos meses antes había estallado en París el movimiento de “Mayo del 68”. Los criterios de oportunismo hubiesen aconsejado posponer la publicación de la encíclica, pero eran otras las motivaciones de Pablo VI.

Justo cuando la revolución sexual reivindicaba aquello de “hago con mi cuerpo lo que quiero”, la Iglesia recordaba que la sexualidad no puede ser reducida a un instrumento lúdico y reclama nuestra responsabilidad, que se concreta en el amor fiel y en la procreación. Pablo VI profetizó los peligros de aquella revolución sexual que, apoyándose en la seguridad que le daba la “píldora” (el nuevo fenómeno del momento), empezó por disociar la sexualidad de la procreación, hasta concluir por divorciar la sexualidad del amor. El concepto de “paternidad responsable” fue sustituido por el de “paternidad confortable”, y en poco tiempo se acabaría por distorsionar todo lo referente a la sexualidad. El que fue Premio Nóbel de biología, Jérôme Lejeune, describía así esta concatenación de despropósitos: “La anticoncepción es hacer el amor sin hacer el niño; la fecundación «in vitro» es hacer el niño sin hacer el amor; el aborto es deshacer el niño; y la pornografía es deshacer el amor”.
La Humanae Vitae invita a los padres cristianos a ejercer la paternidad responsable. Éstos están llamados a discernir con una conciencia recta el número de sus hijos, quedando siempre abiertos a los planes de Dios. Lo dice así la encíclica: “En relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales, la paternidad responsable se pone en práctica, ya sea con la deliberación de tener una familia numerosa, ya sea con la decisión, tomada por graves motivos y en el respeto a la ley moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algún tiempo o por tiempo indefinido”. Por lo tanto, conforme a la mentalidad cristiana, la paternidad responsable supone la búsqueda sincera de la voluntad divina, que se discierne desde las circunstancias particulares de cada matrimonio. Según este principio, ¿qué sentido tienen expresiones como hijo “deseado” o “no deseado”? Tras estos términos se esconde una mentalidad en la que la procreación se reduce a un objeto de nuestro deseo, olvidando que se trata de un don recibido de Dios, después de un discernimiento responsable. En todo caso, cabría hablar de hijo “buscado” o “no buscado”, pero ésta es una distinción menor para quien entiende que “el hombre propone, pero Dios dispone”. Ciertamente, el don de la vida puede venir por sorpresa, pero siempre será un reto para el amor.

Una de las claves en las que la encíclica está fundamentada es la íntima conexión existente entre las dos principales finalidades de la sexualidad: la expresión del amor de los esposos y la procreación. Es moralmente ilícito que el hombre, por su propia iniciativa, rompa esta estrecha vinculación, impidiendo voluntariamente que la relación sexual quede abierta a la transmisión de la vida. El respeto a las leyes inscritas en la naturaleza es norma de moralidad para la persona humana. Por ello la Humanae Vitae considera que los métodos contraceptivos son contrarios a la voluntad del Creador, mientras que se considera lícita la regulación natural de la natalidad, recurriendo a los períodos infecundos del ciclo femenino. Así lo expresa el nº16: “La Iglesia es coherente consigo misma cuando juzga lícito el recurso a los períodos infecundos, mientras condena siempre como ilícito el uso de medios directamente contrarios a la fecundación, aunque se haga por razones aparentemente honestas y serias. En realidad, entre ambos casos existe una diferencia esencial: en el primero los cónyuges se sirven de una disposición natural que Dios mismo ha puesto, mientras que en el segundo, impiden el desarrollo de esos procesos naturales”.

La postura de la Humanae Vitae es de máxima coherencia: si partimos de que en el origen de toda persona hay un acto creador de Dios, de esta verdad básica se deduce que la capacidad de engendrar un nuevo ser humano, inscrita en la sexualidad humana, es una verdadera cooperación con Dios y con su amorosa Providencia. Hay, por lo tanto, una incompatibilidad entre la fe en el Dios creador de la vida y la pretensión de decidir e intervenir artificialmente en el origen y destino del ser humano. Por el contrario, el recurso a los métodos naturales de la regulación de la natalidad permite que los padres actúen, no ya como dueños y señores de la vida, sino como intérpretes inteligentes del plan divino. Es la diferencia entre quien acepta ser creatura, o quien juega a ser el creador.

Es de justicia que concluyamos con un merecido homenaje a S.S. Pablo VI. El hecho de que promulgase esta profética encíclica en plena revolución de mayo del 68, es un signo elocuente de su fidelidad a la acción del Espíritu Santo, hasta el punto de ser considerado a su muerte como “mártir de la verdad”. Su conciencia de ser depositario y no dueño del mensaje revelado, le llevó a actuar con una fortaleza y una prudencia extraordinarias que iluminan la situación de la humanidad en nuestros días.





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