sábado, 17 de septiembre de 2011

Una visita de solidaridad

Ayer mis alumnos tuvieron la oportunidad de dar un poco de su tiempo y de su esfuerzo hacia los demás. Una actividad programada días antes, donde cada uno de los muchachos debía prepararse y llevar una serie de materiales de limpieza, pero sobre todo, ir con los buenos deseos de dar algo de sí a los demás. Nos tocó ir a una Parroquia del Rímac llamada Sol y Campo y para que decirlo, una pobreza extrema, con carencias materiales por las casas que habían en el cerro, la falta de limpieza, las buenas costumbres reinaba por todos lados. Y que decir de los jóvenes no hacen nada y observando en que momento nos descuidábamos y llevarse algo de lo que habían traído los alumnos. Fue una jornada enriquecedora, de darse cuenta de las carencias que sufren otros jóvenes de su misma edad, de las limitaciones y la falta de oportunidades que se puede apreciar alrededor.
Algunos estuvieron en la limpieza de la Iglesia, otros en el jardín de la parroquia, unos cuantos apoyando en el nido de la parroquia y un grupo mayor allá arriba en las laderas del cerro limpiando, cargando y pintando cada rincón del futuro salón parroquial. Fue duro y arduo el trabajo, pero con la alegría de haber dado algo de sí a los que menos tienen, de valorar lo que tienen, de lo importante de un buen techo, unas buenas pistas y comodidades de una familia de clase media con otros que tienen casi nada y que en el fondo de sus corazones añoran salir de esa pobreza y ser alguien en la vida. Volveremos dentro de un mes, pero esta vez será para animar, cantar, bailar, catequizar y enseñar a 40 niños. Se pretende a través de estas actividades, dar a los chicos oportunidades para poner en práctica su creatividad, acción y servicio.

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