domingo, 22 de agosto de 2010

La Agricultura Peruana

Breve Reseña Histórica:
La agricultura ha sido la actividad económica tradicional del Perú prehispánico, donde se cultivó de forma intensa productos como el maíz y la papa. Los pobladores prehispánicos se adaptaron a las condiciones del ambiente y debido a carencia de espacios abiertos se crearon sistemas de terrazas (andenes) convirtiendo las limitaciones de la pendiente en ventajas en el uso del espacio. También se domesticaron animales como la alpaca, la llama y el cuy. Esta actividad respondía a una visión teocrática, panteísta y premoderna del mundo, donde el trabajo colectivo realizado por las familias (ayllu) permitió el desarrollo de las actividades agropecuarias como base de la economía andina.
La llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI significó el desplazamiento de la agricultura por la minería debido a la visión mercantilista imperante en Europa, donde los metales preciosos como el oro y la plata eran la base de la riqueza de los estados. Introdujeron el ganado vacuno y ovino, el telar a pedal que reemplazó en muchas regiones el telar a la cintura y dejaron de lado la producción de alimentos tradicionales como la kiwicha, maca, cañihua y el tarwi.
El inicio de la república no significó mayor cambio en el estilo de las actividades económicas en el Perú y por el contrario, se intensificó la modalidad extractiva de recursos con fines de exportación. Así, para mediados de 1830, se descubrió el valor del guano de las islas como fertilizante indispensable para incrementar la producción agrícola que requerían las poblaciones de las nuevas ciudades, resultado de la revolución industrial. Posteriormente la aparición del salitre atrajo las inversiones extranjeras siendo una de las causas externas de la Guerra del Pacífico que involucró al Perú, Chile y Bolivia.
Los Productos Agrícolas Alimenticios
La agricultura de productos alimenticios está conformada por el cultivo de la papa, el arroz, el maíz, el trigo, la cebada, las hortalizas y los frutales. Dada producto destinado a la alimentación popular, presenta características propias relacionadas con las áreas y condiciones de cultivo, volumen de producción, consumo, importación y exportación, que analizaremos brevemente.
a.- La papa:
Es el alimento más importante que el Perú ha legado as la humanidad entera. De tubérculo venenoso que era en el pasado, fue convertido en alimento humano tras paciente cultivo.

b.- El arroz:
El arroz es un cereal que conforma la alimentación básica de más de la mitad de la población mundial. En el Perú es el alimento básico de la alimentación del poblador costeño y de la población urbana del recto del país.

c.- El Maíz:
El maíz es un cereal conocido en el Perú desde tiempos muy remotos. Se le utiliza en la alimentación popular, en la preparación de alimentos balanceados para animales y en la obtención de algunos productos industriales.
En la alimentación de la población andina está presente en forma de cancha, choclo, mote, jora, humitas, tamales, harina, etc. Sus hojas y tallos, conocidos con el nombre de chala o panca son utilizados como forraje para la ganadería.

d.- El Trigo:
Es el más importante de los cereales en el mundo. Constituye la alimentación básica de la tercera parte de la humanidad. Su consumo está ampliamente difundido.

e.- La Quinua:
La quinua es un cereal oriundo del Perú. Tiene gran valor en la alimentación humana por su alto contenido de proteínas. Es uno de los cereales más nutritivos que existen en la tierra y puede sustituir ventajosamente a la leche, la carne, los huevos y el pescado. Su consumo, desde temprana edad, puede ser considerado como una vacuna contra la desnutrición o una inmunización contra el hambre.

f.- Las Hortalizas y las Legumbres:
Las hortalizas son plantas herbáceas, anuales o perennes, de gran valor en la alimentación, por la cantidad de sales minerales y vitaminas que contienen. Algunas como el rábano y la betarraga poseen abundantes hidratos de carbono, pero todas, sólo una pequeña proporción de proteínas. Su cultivo se localiza en regiones de climas templados, con abundante agua y numerosa mano de obra.
La explotación del suelo destinado a su cultivo es intensiva y en forma rotativa. Por lo general las áreas destinadas a la horticultura se localizan en las proximidades de las grandes ciudades costeñas y andinas. La actividad destinada al cultivo de hortalizas se denomina horticultura.

g.- Los Frutales:
El cultivo de los árboles frutales da lugar a la actividad conocida con el nombre de fruticultura. Esta actividad tiene gran importancia por la gran variedad de productos que ofrece, todas ellas ricas en vitaminas y sales minerales.


h.- El Algodón:
Es uno de los principales cultivos industriales del Perú. Con la caña de azúcar y el café conforman el grupo de productos agrícolas destinados a la exportación.
Su cultivo en el Perú se realiza desde los más remotos tiempos. En las culturas preincaicas como Paracas, se han encontrado preciosos tejidos confeccionados hace más de 2500 años con fibras de algodón.

i.- La Caña de Azúcar:
Es una planta industrial de la que se obtienen los siguientes productos derivados: azúcar, alcohol de caña, melaza, chancaca y numerosas bebidas alcohólicas. Del residuo sólido que queda, llamado también bagazo, se fabrica papel y cartón, de diferentes especies y calidades.

j.- El Café:
La planta de café tiene en la selva alta del Perú las mejores condiciones ecológicas para su desarrollo y producción.

FALTA DE POLÍTICAS PARA EL AGRO
El sector agropecuario peruano ha sido objeto, durante las últimas cinco décadas, de permanentes vaivenes sociales, económicos y políticos que han ocasionado ajustes y expansiones, pero que, en suma, no han permitido consolidar una senda de crecimiento sostenido en la actividad agropecuaria.
La década de los 60 hubo un intento para la expansión de la producción agraria, pero ya en 1962 se inició un estancamiento que duraría hasta la realización de la Reforma Agraria. La disminución en la producción no fue uniforme. Los productos de consumo mayoritariamente urbano sí mostraron un crecimiento (de entre 3% y 4%), aunque muy similar a la tasa de crecimiento poblacional (de alrededor de 3%). Otros productos de consumo básicamente local (yuca, trigo, carne de ovino, entre otros) estuvieron en situación de estancamiento total o presentaron crecimiento sólo los primeros años de la década, seguido por una severa caída.
La política agraria durante la década de los 70 estuvo caracterizada por una fuerte expansión de la participación del Estado en la actividad productiva. La Reforma Agraria peruana, impulsada por el gobierno militar de Velasco a partir de 1969, fue llevada a cabo bajo la figura de implantar las condiciones para el desarrollo industrial del país. Se realizó de manera conjunta con una serie de medidas de nacionalización de los servicios públicos y el financiamiento orientado al desarrollo de la industria nacional.
En el campo, esto se tradujo en la expropiación de haciendas y su conversión en grandes unidades asociativas y de propiedad social, bajo el supuesto de que una mejor distribución de tierras redundaría en un mayor desarrollo de la actividad agrícola y rural. Y aunque en los inicios de esta década se logró una respuesta favorable en el sector, esta reforma perdió impulso a partir de 1974, lo que llevó a su descomposición durante las décadas de los 80 y 90. Ésta tuvo como consecuencia el retiro del campo del empresariado agrario y de los técnicos agropecuarios, pues esta reforma se orientó más bien al cambio de tenencia de la tierra y no al desarrollo de la productividad y la innovación tecnológica.
Resultado de ello fue la ampliación de la llamada "agricultura familiar", con predominancia de las formas campesinas de cultivo, caracterizadas en su mayoría por su baja productividad y débil articulación al mercado.
En la década de los 80 se mantuvieron diversas formas de intervención estatal en la actividad agrícola en medio de una profunda crisis económica y el inicio de la actividad terrorista: sistemas de asistencia técnica, manejo del sistema de precios, créditos a tasas de interés negativas en términos reales, entre otros. Junto a ello, las restricciones para la operación del mercado de tierras y la violencia política deprimieron la actividad agraria y bloquearon las posibilidades de inversión en el agro.
A ello deben sumarse los efectos perjudiciales del Fenómeno "El Niño". Luego de un año de expansión del sector (1981: 9%) básicamente por efecto estadístico (pues el año anterior había sido de sequía) y un año de crecimiento moderado (1982: 2,2%), el producto agrícola se redujo en cerca de 10% en 1983 tanto por los efectos del clima como por la crisis general que ya se vislumbraba en todo el país.
A lo largo de esa misma década, la política gubernamental mantuvo su sesgo proindustrial y antiagrario, que implicaba desprotección a la producción agraria nacional, control de precios para abaratar los alimentos para las ciudades y altos precios de bienes e insumos de origen industrial. Esto generó un entorno de términos de intercambio desfavorables para el campo.
Resultado de ello fue la ampliación de la llamada "agricultura familiar", con predominancia de las formas campesinas de cultivo, caracterizadas en su mayoría por su baja productividad y débil articulación al mercado.
Los altos niveles de inflación predominantes en esa década, con la alta incertidumbre a la que ella conlleva, implicaron fuertes desincentivos a la inversión privada en todos los sectores, incluyendo, naturalmente, al agropecuario. Los impuestos a las exportaciones y a los insumos rechazaron aún más el margen del productor agrícola, y consolidaron el entorno de términos de intercambio en declive.
La continua y elevada devaluación de la moneda, agudizada por la existencia de múltiples tipos de cambio y tratamientos arancelarios discrecionalmente diferenciados, tuvo diversos efectos: el contrabando de exportaciones, el desaliento a los productos de exportación no tradicionales, el abaratamiento artificial de las importaciones de alimentos (que en algunos casos ya venían con precios subsidiados) y, en suma, una asimetría en el tratamiento al agro que contuvo profundamente el desarrollo de dicha actividad.
La figura de intervención preponderante en los 80 fue invertida drásticamente a partir de julio de 1990, en que la orientación de la política económica, incluida la agropecuaria, fue la de dejar "a las fuerzas del mercado" el desarrollo de la economía nacional.
Previamente se aplicó un fuerte programa de estabilización destinado a acabar con la hiperinflación, que en el ámbito agrario había conseguido desplomar los precios reales de los productos, así como los términos de intercambio campo-ciudad, para acentuar la pobreza de las familias rurales. En esta década también se produjo la derrota del terrorismo, lo que contribuyó sin duda al mejoramiento de las condiciones de vida en el campo y, por ende, al desarrollo de la actividad agropecuaria.

La agricultura de Perú tiene como base fisiográfica la montaña andina que es parte de la Cordillera de los Andes. De las 104 zonas de vida que hay en el planeta 84 están en nuestra montaña. De los 34 climas y 65 microclimas que hay en mundo, contamos con 24 climas y 60 microclimas respectivamente. Estamos en una montaña que al estar cercana a la línea ecuatorial, poseer aguas calientes y frías en el océano Pacifico y tener 107 Cuencas hidrográficas, ha configurado un ecosistema nacional, que ha llevado a que seamos considerados como un país que contiene una alta mega biodiversidad.

En Flora, tenemos el 10% del total mundial.
Después de China, somos los segundos en el rubro de plantas conocidas y somos los primeros en especies nativas domesticas.
En Fauna, somos un país que sobresale a escala planetaria, al ser los primeros en especies de peces, los segundos en aves, los terceros en mamíferos. Según, el destacado biólogo peruano, Antonio Brack, nuestro país, no sólo tiene una alta diversidad de recursos genéticos, sino que somos los primeros en el mundo.
En conclusión, la montaña andina peruana, además de ser uno de los centros mundiales de origen de agricultura y la ganadería, contiene en sus diferentes parajes o pisos altitudinales, una riqueza invalorable, tanto de orden biológico como cultural y humano. El reconocimiento de este potencial biogenético no nos lleva desconocer que estos ecosistemas también son frágiles, como consecuencia de la falta de planes de prevención de parte del Estado y la población, frente a los recurrentes cambios de la oferta climatológica (como El Fenómeno del El Niño, sequías, friajes y otros); del hecho de que las actuales vías de comunicación (escasas y deficientes), no transforman ni facilitan el acceso a lo abrupto del relieve de nuestra montaña; así como al desarrollo de tecnologías que no se adaptan a las características de la montaña andina. Tenemos que reconocer que en los últimos tiempos, se viene profundizando negativamente la brecha, entre la escasez del recurso tierra y el crecimiento de la población. Como también se debe identificar el desfase hídrico existente, el sentido de que cada vez hace más evidente, la ausencia de planes de pequeña infraestructura de riego en la sierra para retener el agua, de planes de drenaje para detener la creciente salinización de las tierras en la costa, que incluso neutraliza los avances que se realizan cuando se gana frontera agrícola.
En otras palabras, no hay un verdadero y consistente plan nacional para un manejo integrado cuencas y micro cuencas, sobre todo en la sierra peruana, ámbito en el cual se encuentra la gran mayoría de productores y los recursos naturales tienen un alto de deterioro, debido a la presencia de una poderosa industria transnacional minera, gasífera y petrolera.






II. LOS PRINCIPALES RASGOS ESTRUCTURALES DE LA AGRICULTURA PERUANA
Entre los más destacados, están:

􀂉 LA PRODUCCION AGRARIA EN DECLIVE.
El PBI del sector agropecuario, actualmente tan solo representa el 7.6% del PBI nacional, que constituye la mitad de lo que fue hace cinco décadas.
A pesar de esta limitante en la generación de valor y de otras adversidades políticas, económicas y sociales, la agricultura peruana, juega sin embargo, un rol fundamental en el desarrollo del país, porque de este sector dependen directamente por lo menos, un tercio del total de la población, en términos de empleo absorbe cerca del 30% de la Población Económicamente Activa (PEA); y sigue siendo, el soporte básico de alimentación local, regional y nacional.

􀂉 PRODUCIMOS LOS ALIMENTOS BASICOS DE LA HUMANIDAD Y POSEEMOS UNA GRAN DIVERSIDAD DE CULTIVOS Y CRIANZAS. De los 4 cultivos más importantes para alimentación humana, el Perú produce masivamente tres de ellos, como es el caso de la papa que se cultiva en la sierra y la costa (con 330 variedades reconocidas y 3,000 por reconocer), del maíz que se cultiva en la sierra y la selva (amiláceo y duro, con mas de 300 variedades) y el arroz que se cultiva en la costa y la selva; así como tenemos condiciones para ampliar la producción del trigo, en sus distintas variedades; que se cultivan en 19 regiones de las 25 que existen en el país, principalmente en los valles interandinos.
A estos cultivos hay que añadir la gran variedad de: hortalizas (espárragos, cebolla, tomate); tubérculos (además de la papa, producimos la yuca, el comote); menestras (variedades de frijoles); frutas (650 especies , entre ellas, el mango, uva, limón); cultivos industriales (azúcar, café, algodón, palma aceitera); los granos andinos de alto valor proteico (quinua, maca, tarwi, Kiwicha y otros); y cerrando este círculo agrícola, producimos la hoja de coca. En el sector pecuario, entre las crianzas más importantes destaca la producción de vacunos, ovinos, cerdo y los camélidos Sudamericanos (Alpaca, llama y vicuña); señalando que para la alimentación ganadera contamos con más de 400 tipos de pastos naturales desarrolladas en importantes praderas altiplánicas (principalmente Puno), además de contar con cultivos forrajeros.

􀂉 LA PREDOMINANCIA DE LA PEQUEÑA PRODUCCIÓN EN LA NUEVA TENENCIA DE LA TIERRA.
En las últimas décadas, se ha producido una gran transformación de la estructura de la propiedad y tenencia de la tierra. Se puede señalar con pertinencia que en el Perú - a diferencia de otros países - no hay latifundio; y lo que en la actualidad prevalece, es la predominancia de la pequeña producción (Unidades Agropecuarias - UAs - menores de 20 has).
􀂉 LOS TIPOS DE AGRICULTURA QUE EXISTEN EN EL PAÍS. La agricultura peruana tiene como punto de partida la diversidad, es decir, no es una sola unidad y existen diversas agriculturas que varían según el piso ecológico, el mercado que abastecen y que han dado lugar a diversas maneras de organizar el territorio. Sin embargo, se puede hacer una tipología general que corresponde a otro rasgo estructural de la agricultura peruana.

En primer lugar, está la agricultura que destina su producción al mercado externo.
a) A diferencia de décadas pasadas en las que la agro exportación se concentraba en el azúcar, algodón y lanas; ahora fruto de una nueva relación entre la industria y la agricultura en los marcos de un nuevo orden agrícola mundial, de cambios científicos - tecnológicos que generan en los laboratorios los sustitutos y los Organismos Genéticamente Modificados (OGMs - semillas), que han dado lugar a una nueva división internacional del trabajo; la agro exportación peruana, se concentra en aquellos productos que no producen los países desarrollados (llamados exóticos) y que tienen una demanda especifica (los llamados nichos de mercado). Así, desde estos parámetros de intercambio, actualmente los productos estrella son el espárragos, frutas (uvas y mangos), cebollas y otros; a las cuales hay que incorporar la exportación tradicional del café, que sigue constituyendo el producto de exportación de mayor trascendencia pese a la crisis de precios internacionales que vive.
b) Este tipo de agricultura viene creciendo, tiene algunos niveles de innovación tecnológica y es la única que ofrece rentabilidades y beneficios que fundamentalmente se concentran en los eslabones superiores de las cadenas agro exportadoras, aunque varían según los ciclos de los precios internacionales. Es en este sector y en menor medida en el café, donde se concentra la política de de subsidios y ventajas que les otorga el Estado. Sin embargo, esta agricultura de exportación no tradicional, que en lo fundamental sigue siendo de producción primaria con escaso valor agregado, tiene un débil impacto en el desarrollo de la agricultura peruana, ya que sólo comprometen a 70 mil hectáreas de más de dos millones y medio que se cultivan anualmente en el país y sus beneficiarios (empresas agro exportadoras), solo constituyen el 0.17 % del total que existen en el país

En segundo lugar, está la agricultura cuya producción se destina a los mercados urbanos del país, que ha venido creciendo conforme se ha ido acrecentando la migración del campo a la ciudad. Sus características básicas, son:
a) Está comprometida en la producción de alimentos de consumo masivo urbano como las hortalizas, papa, cebollas, frutas, leche, carnes, entre otros; y en la producción de insumos para la agroindustria, aunque cada vez en menor proporción. Se ubica principalmente en la costa y en menor medida la en selva y en la sierra. Este tipo de agricultura ha venido creciendo en el curso de las últimas décadas, ha realizado esfuerzos inconclusos de innovación tecnológica; y desde 1989 a la fecha, su rentabilidad es cercana a cero (0), por la caída sistemática de los precios en chacra. Su evolución depende de los ciclos de la economía en general, que como se sabe tiene fases de expansión y de recesión; y por ello, al igual que el conjunto de la agricultura, es bastante sensible a la evolución de la capacidad adquisitiva de la población.
b) Se le conoce también con el nombre de agricultura comercial y en esa medida, compite en primera línea con las importaciones de alimentos y de insumos agropecuarios. Se encuentra también enfrentada por el control del mercado de insumos agropecuarios con una agroindustria monopólica procesadora de alimentos y que es alta y crecientemente dependiente de insumos que provienen de la importación subsidiada. Desde fines de los 80s pero sobre todo en la década de los 90s hasta la fecha, no sólo esta acosada y sufre los estragos de las importaciones subsidiadas; sino que no cuentan con políticas sectoriales sostenidas que mejoren los precios en chacra y que reduzcan los costos productivos, sobre todo de los pequeños productores. Es bueno hacer notar, que los estragos que producen las importaciones subsidiadas como sustitos directos a la producción nacional del azúcar, los lácteos y el arroz, son menores respecto a otros productos de este tipo de agricultura. Por un lado, debido a que han contado con un nivel de protección parcial que se deriva del arancel AV (Ad Valoren), sobre tasas y los derechos específicos variables; aunque estas medidas de frontera no logran del todo corregir las distorsiones que generan los precios internacionales subsidiados. Es adecuado informar que desde 1991, se aplica los derechos específicos variables y en el 2001 fueron remplazados por el sistema de la Franja de precios. Por otro lado, los precios internacionales del azúcar, lácteos y arroz, se han encarecido por factores de coyuntura internacional (que no es motivo de análisis del presente artículo), lo que ha hecho que sus precios de internamiento al país se hagan mucho más caros todavía. Ello, antes que políticas internas del gobierno, pero sobre todo el esfuerzo de los propios productores, son las causas que explican la recuperación transitoria de la producción de estos cultivos. Pero es menester señalar que si con la firma del TLC con EEUU (226), se elimina la Franja de precios, los estragos que traerá la importación subsidiada sobre estos cultivos, serán perores a los que ahora se vive.
c) En este tipo de agricultura, hay que acotar también, que los estragos de la importación subsidiada es desigual en el conjunto de productores de la producción del azúcar, lácteos y el arroz; debido a que los pequeños productores si sufren casi todos los rigores de los estragos de la importación; en especial las UAs menores de 5 has, que como sabemos son los últimos eslabones de las cadenas productivas ligadas al abastecimiento de los mercados urbanos; no sólo porque tienen escaso financiamiento de la banca comercial y no son beneficiarios de planes de innovación tecnológica; sino porque los intermediarios aprovechando su posición de dominio en estas cadenas, a los pequeños productores les pagan en chacra, el menor precio posible. En esta situación se encuentran los pequeños sembradores de caña de azúcar que existen en los valles de Lambayeque, la Libertad, del norte chico de Lima y El tambo en Arequipa. Siempre según el censo del 94, en esta misma situación se encuentran 30, 035 pequeños productores de arroz, que están sobre explotados, y que constituyen el 41.1% del total que hay en este sector (72,095). En el caso de la producción de leche, que pese a que 850 mil UAs cuentan con ganado vacuno, sólo un pequeño porcentaje de cerca de 72 mil 475 UAs comercializan su producción lechera y que apenas constituyen el 8.5%. De esta escasa cantidad, apenas 15 mil productores eran proveedores de plantas industriales. Estos últimos productores son los que tienen mejores condiciones para afrontar los estragos de la importación de lácteos subsidiados; los demás, que constituyen el 91.5%, están en la precariedad y abastecen principalmente los mercados locales, vendiendo también con precios precarios, que se refleja en el estancamiento de la producción y los precios de la carne, leche y del queso serrano.
d) En esta agricultura, existe una importante capa de medianos productores, que están dotados de una organización por línea de producto (arroz, leche, maíz amarillo), que también viene fortaleciéndose y que tienen capacidad de negociación oficiosa con el MINAG. Asimismo existe también una extensa y masiva capa de pequeños productores, que están en condición de sobre explotación, tanto respecto a su producción como a sus ingresos. Su fuerza de trabajo es familiar, su producción es especializada y está destinada hacia el mercado. En medio de ellos, existe una amplia gama de trabajadores rurales.

En tercer lugar, está la agricultura cuya producción se destina a los llamados mercados restringidos, que están dominados más por dinámicas comerciales que por dinámicas productivas. Veamos algunos de sus trazos que diseñan sus más importantes particularidades: (a) Este tipo de agricultura al tener principalmente como base fisiográfica la sierra peruana, se desarrolla en los valles interandinos, mesetas, praderas y en las zonas de puna, que son partes que conforman la unidad de la montaña andina peruana. Se puede afirmar que tiene una agricultura de ladera que se combina consustancialmente con actividades pecuarias que hacen un uso extensivo de pampas y pajonales. (b) En este tipo de agricultura están la gran mayoría de los productores que no bajan del 70 % del total que existen en el país. Su forma principal de organización es territorial, donde el eslabón más importante de ella, es la comunidad campesina. En el Perú, hay cerca de 5, 818 comunidades campesinas que se ubican principalmente en la sierra sur y en el centro del país. (c) Su producción agropecuaria, medida en términos macro e incluso regional, se encuentra estancada, con bajos rendimientos, sin la adecuada innovación tecnológica, donde los recursos productivos y naturales tienen un fuerte grado de deterioro; como consecuencia de la falta de políticas diferenciadas (económicas y sectoriales) que atiendan al núcleo motor y trascendente de este tipo de agricultura: La Economía Campesina Comunera. A diferencia del pequeño productor de la costa y en menor medida de la selva, su producción no es especializada y su mano de obra es familiar. Tiene un amplio portafolio de cultivos y crianzas y gran parte de su producción la destina al autoconsumo; aunque es necesario distinguir que las actividades pecuarias están más integradas a los circuitos comerciales de los mercados locales, regionales e incluso nacionales, en tanto que constituye su principal fuente de ingresos. Su forma de relación con estos mercados restringidos, corresponde a la producción mercantil simple, cuya lógica es intercambiar bienes, para obtener ingresos que le permitan satisfacer necesidades que están más allá de las alimenticias; antes que la ganancia en los términos y la lógica de la producción capitalista. (d) Como resultado de las políticas de ajuste estructural y del recrudecimiento del centralismo, las agriculturas de este tipo de economías, no solo se han descapitalizado a una velocidad inusitada por falta de inversión publica (productiva y social), sino que se han desvalorizado en extremo sus PBIs, al hacerse producido una violenta caída de los precios en chacra. Este fenómeno económico - social, ha desembocado en el desarrollo, por lo menos, de dos tendencias. La primera: La desvalorización de la producción agropecuaria ha traído como contrapartida, el incesante desarrollo de actividades no agrarias (comercio, servicios, artesanía y otros), que engrampándose con las migraciones al interior de las regiones, han dado lugar también a un crecimiento inusitado de los centros poblados, que constituyen los nuevos focos rurales que concentran las demandas de educación, salud, vivienda, vías de comunicación, entre otros. La segunda, es que se incrementa, aún más, las tendencias hacia el autoconsumo de la producción agrícola, lo que amplían un margen de juego a los alimentos industriales en las ciudades intermedias. Sin embargo, es necesario recalcar, que nada de lo señalado líneas arriba, desnaturaliza la importancia estratégica de proyección de vida, que tiene para el campesino, la tierra y la producción de alimentos. En ese contexto, arrastrados por las políticas del libre mercado y liberalización comercial, la relación de intercambio campo-ciudad, ha caminado y ha sido abiertamente desfavorable para la economía de la familia campesina y sus ingresos han caído sistemáticamente en las últimas décadas; lo cual constituye una de las causas principales de por qué la pobreza se concentra en este ámbito. (e) Finalmente, es bueno resaltar que este tipo de agricultura, también sufre los todos los impactos de la importación de alimentos y de insumos agropecuarios, como son los casos, entre otros, del consumo del pollo que afecta a miles de pequeños productores de vacuno de la sierra; y el trigo duro importado que aplasta a la producción de trigo blando, la cual esta principalmente en manos de los pequeños productores serranos. Como también es correcto poner en primer plano, que en este tipo de agricultura, por raíces históricas, culturales y de derecho propio, el campesino vía las comunidades campesinas tiene el control de su tierra y territorio; y por ello, ha entrado en conflicto con la agresión de la gran minería trasnacional, que a demás de llevarse nuestros recursos sin que haya una justa retribución para el desarrollo de nuestros pueblos, tampoco desarrolla verdaderos planes de recuperación y potenciación ambiental. 􀂉 SOMOS UNA SOCIEDAD PREDOMINANTEMENTE RURAL. Si bien, del total de la población del Perú, el 70% es urbana; también es cierto, que esta población se concentra en 6 grandes ciudades que principalmente se ubican en la costa (sólo Lima Metropolitana tiene más de 9 millones de habitantes). Es decir, la gran mayoría de regiones del interior del país, son predominantemente rurales, no solo porque la población rural de estas regiones oscila entre el 35 y 75 % del total, sino porque su principal actividad productiva sigue siendo la producción agropecuaria; aunque es indispensable distinguir, que éstas tienen distinto grado de conexión con el mercado. Pero hay que considerar que fruto de las migraciones, esta predominancia rural se da en medio del desarrollo de nuevas dinámicas poblacionales, que han traído transformaciones en la sociedad rural y en la relación entre el campo y la ciudad, que han conducido a que la sociedad rural se urbanice y las ciudades intermedias regionales se ruralicen; fenómeno que trae connotaciones económicas, sociales y culturales. A las demandas para el desarrollo agrario se han eslabonado las de que provienen de esta nueva ruralidad.

􀂉 LA SEGURIDAD ALIMENTARIA ES CADA VEZ MÁS PRECARIA AL PUNTO QUE NOS HEMOS CONVERTIDO EN UN PAÍS QUE ESTÁ CALIFICADO COMO UN PAÍS IMPORTADOR NETO DE ALIMENTOS (PINA). El repliegue de la producción nacional que cada vez ocasiona una menor producción Per Cápita, ha llevado a que se incremente la dependencia alimentaria. Este es el caso de la papa que constituye el cultivo más representativo de la agricultura peruana y que comprometen a no menos de 597 mil productores que representan el 39% del total que hay en el país. Así, en 1950, la producción per cápita era de 175 kilos por persona y en el año del 2002 fue apenas 115 (Agro data CEPES). Indudablemente que la otra cara de esta misma medalla, es la estrepitosa caída de la capacidad adquisitiva de la población. Según INEI – BCR (2003), al medir la evolución del salario mínimo real (1985 = 100), encuentra que este índice en 1970 era de 225 y en el año 2002 este mismo índice es de apenas 60; actualmente el salario mínimo vital es de 550 nuevos soles, cayendo aproximadamente en cuatro veces el salario mínimo real; es decir estos salarios perdieron cerca del 75% de su capacidad adquisitiva respecto a 1970. Otro factor, que hace vulnerable la soberanía y la seguridad alimentaria, es el incremento incesante de las importaciones agrarias. Así por ejemplo, en la década de los 70, el promedio anual de importación era de 256 millones de dólares, en los 80 paso a 527 millones y en la década de los 90s, se incremento hasta 1,166 millones. En estas importaciones destaca el trigo duro que significa como promedio anual la cantidad de US $ 180 millones, el maíz amarrillo duro (US $ 100 millones), lácteos, soya, aceites, cebada y otros. A esta situación ha contribuido la imposición de una dieta alimentaria basada en alimentos procesados que tienen un alto componente importado como es el caso del consumo de la leche evaporada, del pan con trigo importado y del pollo, particularmente en los grandes centros urbanos.
Dentro del incremento anual de este tipo de alimentos, hay que destacar, que el consumo per cápita de pollo que en la década de los 50s fue de 1.8 kilos por persona; ha pasado para el año del 2001, a la cantidad de 23.8 kilos por persona; afectando abiertamente al consumo de carnes rojas – vacuno (Guillermo Rebosio). Otros efectos de esta misma naturaleza y con consecuencias más dañinas, es la que trae la importación del trigo duro, no sólo porque arrinconan a los productores que siembran anualmente cerca de 130 mil has y producen 180 mil toneladas de trigo blando; sino porque a través de la industria molinera se introducen masivamente el consumo del fideo y la galleta, que también arrinconan y no dan espacio a la industria harinera nacional; añadiéndose el agravante de que aún cuando cuentan con precios artificialmente bajos y con un arancel pequeño (17%); y sin embargo, ello no se refleja en la disminución de los precios del consumidor. Por el contrario han subido, como es el caso del precio del pan.

􀂉 OTRO RASGO ESTRUCTURAL, ES QUE LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS Y SECTORIALES DE LAS ULTIMAS DÉCADAS, NO HAN TENIDO COMO CENTRO - POR PARTE DEL ESTADO - LA PROMOCIÓN Y DESARROLLO DE LA AGRICULTURA.
A pesar de la inmensa importancia del agro, cuenta contradictoriamente con políticas económicas que han generado un entorno adverso a su desarrollo y políticas sectoriales que no han hecho de la agricultura una base del desarrollo del país. Un ejemplo que grafica esta situación es la caída sistemática de la inversión pública para atender las necesidades productivas y sociales que requiere el agro peruano, cuado constatamos que de cada 100 soles que gasta el Estado peruano, solo 2 soles va para la agricultura; con el agravante de que no están dirigidas centralmente a la transformación productiva e innovación tecnológica. Un reflejo de este mismo proceso es también la caída sistemática del conjunto de precios agropecuarios, que según el documento del MINAG, Lineamientos de Política Agraria para el Perú, señala que “durante las tres últimas décadas, los precios reales agrarios han disminuido”. Política que se complementa con el escaso financiamiento crediticio y la ausencia de una sistemática política de sostenimiento de precios.
Pero será la pequeña producción de menos de 10 has que constituyen cerca del 84% del total de productores que existen el país (en especial la de menos de 3 has. que aproximadamente son un 1 millón), las que sufren todos los rigores del abandono, exclusión y marginación económica, social y política. De la misma manera, las demandas que surgen de la nueva ruralidad no cuentan con verdaderas políticas públicas para atender las necesidades de educación, salud, vivienda; así como de otras actividades comerciales y fuentes de recojo de ingresos no agrarios, como es el caso del turismo rural. 􀂉 LA POBREZA OTRO RASGO ESTRUCTUTAL DEL AGRO. Este conjunto de factores que tienen que ver con la dimensión económica, social, cultural y política, ha llevado a que en el sector rural se concentre la pobreza y extrema pobreza.

III. EL TLC: El PRINCIPAL TEMA DE AGENDA EN EL AGRO Y EN EL PAIS
El
Perú ha negociado, desde mayo del 2004, un tratado de libre comercio (TLC) con los Estados Unidos de Norteamérica. Este TLC reemplaza a la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPDEA), la cual fue dada en el mes de octubre de 2002, y tiene una vigencia hasta diciembre de 2006. Es por esto que el Estado Peruano se vio en la necesidad de llegar a la firma de un Tratado Comercial lo antes posible dado los beneficios exportadores que la Ley antes mencionada ha traído al país.
Este Tratado de Libre Comercio Perú-Estados Unidos, es un
acuerdo comercial de carácter vinculante y cuyos objetivos son el eliminar obstáculos al intercambio comercial, consolidar el acceso a bienes y servicios y favorecer la captación de inversión privada. Incorpora, además de temas comerciales, temas económicos, institucionales, de propiedad intelectual, laborales y medio-ambientales, contrataciones públicas, servicios, políticas de competencia y solución de controversias, entre otros. Fue suscrito el día 8 de diciembre del 2005 en Washington D.C., EE.UU. El 29 de junio de 2006 fue ratificado por el Perú. Fue ratificado por el Congreso de Estados Unidos en forma definitiva el 4 de diciembre de 2007. El día 1 de Febrero de 2009 entrará en vigencia luego que el presidente de George W. Bush de Estados Unidos firmara su implementación el 16 de Enero de 2009 en Washington, el mismo día que el Presidente Alan García hiciera lo mismo en Lima.




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